Cuando por parte del público realizan preguntas espinosas y comprometedoras, es conveniente neutralizar la hostilidad escuchando atentamente al interlocutor; después estructurar una frase que elimine las palabras “envenenadas”, para frenar el impacto negativo de las preguntas.
En otras palabras consiste en sustituir los términos destructivos, por unos más productivos y esperanzadores, haciendo parecer que el interlocutor nunca tuvo una iniciativa dañina.
Compilador: Samuel Mauricio Camargo Ramírez